domingo, 7 de junio de 2015

Narcotráfico

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La participación de colombianos en el mercado mundial de estupefacientes o drogas psicotrópicas ilegales se convirtió en una realidad de peso des de  finales de los años 60. Desde entonces en la vida económica y política nacional y en las relaciones internacionales los conflictos asociados al narcotráfico  se convirtieron en noticia de todos los días.
Progresivamente los periódicos se fueron llenando de palabras que incluye el  prefijo  “narco”. Por ejemplo:

NARCOTRAFICO:

Se refiere al mercado de narcóticos ilegales, o de sustancias que producen alteraciones psicológicas y motoras como sopor, relajación muscular, embotamiento de la sensibilidad o alucinaciones . El consumo de narcóticos, como el de otras drogas – el alcohol , la nicotina de los cigarrillos , sustancias inhalantes , genera adicción o dependencia de la persona. Se habla de trafico de estupefacientes para referirse al comercio ilegal de toda sustancia no prescrita medicamente , que actúa sobre el sistema nervioso central produciendo dependencia. 

El proceso (que comienza con el cultivo de las sustancias, sigue con la producción y finaliza con la distribución y la venta) suele ser realizado por diversas organizaciones ilícitas (denominadas carteles) que se especializan en distintas partes de la cadena.
Los grupos más grandes dedicados al narcotráfico suelen tener presencia internacional y ostentan un poder similar al de un gobierno. Sus integrantes cuentan con peligrosos armamentos y sus líderes manejan inmensas sumas de dinero.
La condición de ilegal de las drogas provoca que éstas adquieran un gran valor económico. Por otro lado, se sabe que las personas que sufren de adicción no conocen límites cuando sienten la necesidad de consumir. Combinando estos factores con la pobreza de muchos adictos, es fácil comprender que el narcotráfico sea un negocio tan lucrativo como riesgoso.
Cabe señalar que no es casual que la cocaína y la heroína, entre otras drogas, no hayan sido legalizadas, ya que este tipo de sustancias produce daños gravísimos e irreversibles al consumidor. Por otra parte, su consumo suele generar violencia, impulsa el crimen y deja a un gran número de personas fuera del sistema social.
La mayoría de las legislaciones internacionales, por lo tanto, prohíbe la producción, distribución y venta de drogas, con la excepción de aquéllas que se utilizan con fines terapéuticos y de algunas sustancias que son toleradas a nivel social (como el alcohol y el tabaco). Los consumidores, por lo general, no son penados, ya que se trata de personas enfermas, que necesitan ayuda para su recuperación

Cartel de Medellín
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El Cartel de Medellín, fue el nombre dado por el departamento de Antinarcóticos Estadounidense (DEA) a la organización delictiva que, entre sus muchas ramas, estaba dedicada al tráfico de cocaína. Su máximo líder era Pablo Emilio Escobar Gaviria, y su centro de operaciones era la ciudad de Medellín en Colombia. Otros reconocidos miembros del grupo criminal son: Gonzalo Rodríguez Gacha, Carlos Lehder, los Hermanos Ochoa, Fabio Ochoa Vásquez, Jorge Luis Ochoa y Juan David Ochoa
El nombre de "cartel" se le dio por la estructura jerárquica de dicha asociación criminal que contaba con un esquema de operación en el cual los distintos empresarios compartían recursos tales como rutas de envío de cocaína, pero manejaban separadamente sus centros de producción y negocios. La estructura criminal llegó a ser una de las más poderosas en la Colombia de los años 70 y 80, llegando a corromper sectores de la política nacional para favorecer sus ambiciones, más notoriamente en el supuesto papel que jugó, presionando al Estado y la clase política Colombiana.


Cartel de Cali

El Cartel de Cali fue el nombre dado a la organización criminal dedicada al tráfico de cocaína, encabezada por los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela.
Recibe el nombre de la ciudad de Cali, en la cual tuvieron su principal base de operaciones. Se calcula el total de dinero que movieron en la década de 1980 y 1990 en varios miles de millones de dólares, los cuales siguen en paradero desconocido, siendo uno de los contables menos conocido y probablemente el que ayudo a ubicar la mayor parte del dinero en la banca suiza. Entre sus socios financieros estaba Felipe Altes Fernandez, de nacionalidad española, amigo personal de la familia Urdinola Grajales y en la década de 1990 conocido intermediario bancario.


El nombre de "cartel" se le dio, principalmente, en contraste con el así llamado Cartel de Medellín, a partir del enfrentamiento armado que tuvieron estas dos organizaciones a mediados de la década de los 80.

Cartel del Valle del Cauca

Cartel del Norte del Valle, fue un cartel de drogas que operó principalmente en el Norte del Valle del Cauca, al Suroeste de Colombia, tuvo un importante crecimiento a mediados de los años 1990, después de que los carteles de Medellín y Cali se fragmentaran, y es conocido como una de las organizaciones más poderosas dedicadas al negocio de tráfico de droga.
El cartel del Norte del Valle se forma después de que los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela jefes del Cartel de Cali organizan una reunión sorpresa donde el tema principal era entregarse a la policía para acabar con este negocio ilícito, les habían prometido un máximo de 5 años de cárcel sin que la policía hiciera extinción de dominio sobre sus propiedades. Hubo personas que no estuvieron de acuerdo con ésta repentina disolución del cartel que competía contra el temible Pablo Escobar jefe del Cartel de Medellín, los que se fueron aludiendo que querían seguir con el negocio fueron los que conformarían el cartel del Norte del Valle; este nuevo cartel tenía como cabeza visible a los hermanos Henao: Fernando Henao Montoya El Grillo, Arcángel de Jesús Henao Montoya El Mocho, Lorena Henao Montoya La Viuda De La Mafia y en especial al temible Orlando Henao Montoya El Hombre Del Overol, jefe máximo del cartel ente otros . Éste desapareció finalmente cuando en el año 2008 su jefe Wílber Varela alias Jabón fuera asesinado el 28 de enero y sus otros dos líderes Juan Carlos Ramírez Abadía alias Chupeta y Diego León Montoya Sánchez alias Don Diego fueran extraditados a Estados Unidos.
Cartel  de la Costa

El Cartel de la Costa o Cartel de la Costa Atlántica fue una organización delictiva dedicada a la fabricación y tráfico de droga que funcionó en el norte de Colombia entre los años 1980 y 2010. Controlaba el comercio de droga en la Región Caribe con otras regiones del país, con países vecinos y la producción local. Su centro de operaciones era la ciudad de Barranquilla.
Su máximo líder era Alberto Orlández Gamboa, conocido en el medio por el alias de El Caracol.

Problemática del narcotráfico en colombia





https://www.youtube.com/watch?v=cClYiwmQ1Hs

EDITORIAL
LIBROS & LIBRES S.A
Santafé de Bogota, D.C .Colombia

HISTORIA DEL NARCOTRAFICO

El cultivo de la coca en Colombia, al igual que en otros países andinos, precede a la llegada de los europeos en cientos de años. El procesamiento de la cocaína comenzó a principios de siglo XX y en el decenio de 1970 se convirtió en una industria a gran escala, en respuesta a la creciente demanda mundial. El cannabis y los estimulantes del tipo de la anfetamina se convirtieron en un gran negocio ilícito en los decenios de 1960 y 1970, pero pronto fueron superados por la cocaína. El cultivo de la adormidera (amapola) comenzó a fines del decenio de 1980, y la heroína es un fenómeno propio del decenio de 1990.

Desafortunadamente, Colombia por su ubicación cercana a grandes mercados y por el acceso a los dos océanos, ofrece ventajas únicas a la delincuencia organizada relacionada con las drogas. Además tiene buen suelo y clima, una amplia oferta de mano de obra y personas muy emprendedoras y trabajadoras.
A diferencia de Bolivia y el Perú, en donde la mayor parte de la coca se cultiva en minifundios, más de la mitad de la coca de Colombia se produce en grandes plantaciones, cuyos dueños se encuentran ausentes. La mayor parte de los pequeños propietarios de tierra de Colombia son personas desplazadas: refugiados internos, desempleados de las ciudades, pequeños agricultores o trabajadores sin tierra, que han sido empujados hacia la frontera agrícola por la concentración de la propiedad de la tierra en otras partes del país. Las grandes plantaciones, de 10 a 80 hectáreas de superficie, emplean mano de obra calificada y técnicas modernas. Los minifundios están a cargo de familias, salvo en el período de la cosecha, en que se emplean trabajadores migrantes. La adormidera se cultiva en pequeñas plantaciones en los valles altos de los Andes.



Colombia es el principal proveedor mundial de cocaína y produce por lo menos 300 toneladas métricas al año, o sea el 66% de la producción total. Produce por año aproximadamente 6 toneladas métricas de heroína. Actualmente se cultivan en Colombia 122.500 hectáreas de coca, 7.500 hectáreas de adormidera y 5.000 hectáreas de cannabis. Los cultivos, la producción y el tráfico ilícitos dan trabajo a aproximadamente 200.000 personas y generan un ingreso anual estimado en 2.200 millones de dólares. Uno de los principales mercados para la cocaína es Estados Unidos, mientras que el cannabis se vende especialmente en los mercados internos y europeos.

En los últimos años se han logrado progresos en poner fin a la impunidad de que gozaban en el país los carteles delictivos y sus redes de apoyo. Los organismos encargados del cumplimiento de la ley en Colombia han logrado encarcelar a decenas de los principales dirigentes, incluso algunos de los más notorios. Se han decomisado y destruido grandes cantidades de drogas ilícitas. Se han introducido o mejorado leyes relativas a las condenas carcelarias, el lavado de dinero y la incautación de activos, y nuevamente es posible extraditar, dentro de ciertos límites, a nacionales colombianos buscados en otros países por delitos relacionados con las drogas.

A partir de 1970 el tráfico de cocaína comenzó a introducir a Colombia en la mafia de los carteles de Cali y Medellín, suministradores del 80% del mercado de Estados Unidos. La guerra contra los narcotraficantes, que sumió al país en el terror, obtuvo en agosto de 1989 el apoyo de Estados Unidos. Y a en 1993 la policía Colombiana con la ayuda de Estados Unidos logro desmantelar el Cartel de Medellín con la muerte de Pablo Escobar. Ambos carteles han buscado poder político por lo en 1994 el Cartel de Cali financio la campaña presidencial de Ernesto Samper, quien sobrevivió a los cuestionamientos sobre este tema, pero tuvo unas consecuencias desastrosas. Una de ellas fue que Estados Unidos busco debilitar su gobierno con una recesión en la ayuda a Colombia. Esta fue una razón por las cuales la coca y los ejércitos ilegales crecieron en la década de 1990.


Uno de los aspectos que más preocupa a la comunidad internacional es la transversalidad que está teniendo el tráfico de drogas en Latinoamérica, específicamente en Colombia. El dinero que se obtiene de la comercialización, es ocupado, en parte, para el financiamiento de campañas políticas, fuerzas armadas, periodistas, empresarios, deportistas y otros representantes del mundo político económico y social, los cuales ponen de manifiesto cómo el narcotráfico contamina los diversos estratos de la sociedad colombiana.
Uno de los factores que claramente provocan una mayor inestabilidad en la sociedad colombiana es que a pesar de la producción de cultivos ilícitos, gran parte de los recursos obtenidos no permanecen dentro de la nación. Esto lo notamos en la relación “a mayor lucro, mayor pobreza en Colombia”. Se tiene estimado que los narcotraficantes tienen invertidos en el exterior cerca de $10 mil millones de dólares, y buena parte de ese dinero estuvo antes siendo parte de la economía del país, más exactamente de un tres por ciento aproximado del Producto Interno Bruto, PIB, según datos de la Dirección Nacional de Estupefacientes.
El narcotráfico también está causando, entre otras cosas, un gran daño al ecosistema. Debido a que para erradicar los cultivos se esta empleando el método de fumigación aérea lo que ha dado por resultado un daño irreparable a la tierra cultivables colombianas y a la salud de la población indígena.
Si bien, el narcotráfico colombiano ha provocado tensión en la sociedad nacional, éste es solo un “eslabón” de la cadena de violencia que se ha suscitado por varias décadas en la Republica Colombiana. 

LA ECONOMÍA DEL NARCOTRAFICO: DE LA MARIHUANA  A LA COCAÍNA


Imagen Marihuana
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Se ha especulado mucho, y aun se sigue haciendo, sobre el papel del narcotráfico en la economía Colombiana. En el plano internacional son muchos los analistas que aseguran que en los años 80 la economía Colombiana escapó a la crisis de subcontinente y tuvo un regular crecimiento y estabilidad de la balanza de pagos debido a los norco-dolares.

 Sin negar la incidencia del narcotráfico en la demanda, el aumento de las reservas en dólares y en toda la economía Colombiana, y que la mayor parte de los capitales que se mueven en el narcotráfico son de traficantes de  los países consumidores y alimentan los sistemas financieros de EEUU , Europa y Japón.
La primera ola de narcotráfico se presentó en Colombia a partir de 1975 con el auge de cultivo y la siembra de marihuana. La  represión al negocio de México, que era el principal proveedor con el 95% de la oferta, lo desplazo hacia Colombia. En 1978 los traficantes colombianos colocaban el 70% de la oferta a los mayoristas de EEUU.

Imagen Cannabis
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El auge de la marihuana tuvo su cima en 1983 cuando se cosecharon más de 8.000 hectáreas y 12.500 toneladas.
La ofensiva de represión y de fumigación de cultivos, lo mismo que la trasportación de EEUU en gran  cultivador y productor de CANNABIS condujo en los 90 a una participación más limitada de Colombia, con cerca de 1.500 toneladas anuales y el 5 % del mercado.
La participación de las mafias Colombianas cobro fuerza desde los primeros años 80, por su papel en la transformación de la pasta básica en cocaína y la introducción ilegal a EEUU y progresivamente en otros latitudes para dejarla en manos de los mayoristas y de sus redes internas lo que daría origen al surgimiento de una verdadera multinacional de la cocaína.

Entre 1980 y 1990 el cultivo de coca ha crecido en Colombia pasando menos de 3000 hectáreas a cerca de 30.000. Con todo, se coloca lejos de peru y Bolivia que producen el 89% de la pasta de coca . lo que hacen los traficantes colombianos es refinar esa pasta para producir clorhidrato de cocaína .

El efecto laboral es relativamente pequeño  si se piensa en los capitales que están en juego . Entre el cultivo, procesamiento y mercadeo se vincula a cerca de 100.000 trabajadores directos, que representan el 0,7% de la población económicamente activa. El mayor impacto está en el ingreso de dólares acumulado por las  familias que dominan las rutas o participación de las actividades claves de la cadena. El valor total de las exportaciones de cocaína desde Colombia se ha calculado en un promedio a 1500´000.000 de dólares, de los cuales el 50% entra de alguna forma al país y el otro 50% queda en transacciones o depositado en los bancos de los países consumidores. En función de riesgo por la ilegalidad, los mayoristas en EEUU incrementan el precio en un 100 % y el precio al ´por menor por cada kilo es 1.000%  superior al que recibe la mafia colombiana, cuando no tiene penetración hasta las redes callejeras de distribución. (Fuente: Consejo Nacional de Estupefacientes).

La explicación sobre la relativa estabilidad de la economía colombiana o sobre el manejo de la crisis  de los 80 en mejores términos que la mayoría de los países andinos y Suramérica, a querido atribuirse  a efectos positivos de los ingresos del narcotráfico. Sin negar la importancia de esos dólares ay que decir que en otros  países donde representaban más en comparación  con las exportaciones legales y el PIB, la crisis no dejo de presentarse.

En Colombia se calcula que los ingresos de  narcodolares  significan del 12 al 15 % de las exportaciones legales en los años 80, y el 2,5% del PIB. En el mismo periodo en el Perú  los ingresos del narcotráfico se estimaron en 20 a 30% de las exportaciones legales y en 5% de PIB .En Bolivia en 1987 se llegó a estimar  que estos narcodolares  introducidos al país significaban el 30% de PIB en las condiciones de recesión económica y de la crisis de endeudamiento de estos países, los narcodolores no sirvieron para estabilizar esas economías y que por el contrario se precipitaron en el desequilibrio, la hiperinflación, el desempleo y el crecimiento de la pobreza .

La demanda interna y la inversión asociada a los narcodolares se han orientado a la vivienda suntuaria o a la especulación con muebles urbanos;  ese proceso ha tenido alguna repercusión en el crecimiento de la industria de la construcción. También  la  demanda por vehículos y otros bienes de consumo de lujo importados.
Por otra parte se ha generado una contrarreforma agraria en muchas regiones como producto de la compra de tierras con dineros “calientes” y la formación de una nueva clase de terratenientes. El propósito de las operaciones es guardar plata y solo en segundo o tercer término producir alimentos o materias primas para sacarlos del mercado local o internacional.

 En los años 90 apareció el cultivo de amapola y el tráfico de látex para la fabricación de opio los datos oficiales estimaban  en 1993 en 18.000 las hectáreas de amapola con una producción de 130 toneladas al año de materia prima para la heroína.    


En el 2014  los cultivos de coca, que venían a la baja en los últimos años, se dispararon, el cual Estados Unidos detectó un alza del 39% en la coca sembrada en el 2014. Eso demuestra, como han venido señalando muchos críticos de la política antidrogas, que  aun fumigando- Colombia tiene casi tanta coca como hace cuatro años.

Cultivos de coca en el 2014:
Imagen Coca

Aumentos de cultivos de coca:

Se establece u aumento de un 39% en los cultivos de coca en Colombia, pasando de 85.000 hectáreas en 2013 a cerca de 112.000 hectáreas para el año 2014

Aumento de producción potencial de cocaína:

La producción de cocaína se incrementó en un 30% pasando de 185 toneladas métricas en 2013 a 245 toneladas métricas en 2014.

EDITORIAL
LIBROS & LIBRES S.A
Santafé de Bogota, D.C .Colombia

http://es.scribd.com/doc/263703141/Carta-Villegas-a-Cancilleria-cultivos-coca

La fiesta del narco


El país está inundado de dólares del narco: las Farc y las Bacrim andan popochas.
Hace algunos días, las autoridades divulgaron el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos –diferencia entre los dólares que entran y los que salen del país en comercio de bienes y servicios–, y este resultó muy alto: 5,2 por ciento del PIB, casi el doble que el de años anteriores. Hablé con varios expertos y todos coincidieron en que el dólar seguiría subiendo y podría llegar a 2.800 pesos. Otros analistas dijeron que la escasez de billetes verdes lo treparía a 3.000. Fallaron.


En mayo, la moneda colombiana se revaluó: después de rozar los 2.700, ahora anda por los 2.360. ¿Cómo pudo ocurrir eso si todos los factores objetivos apuntaban a lo contrario? Las exportaciones llevan año y medio cayendo –no solo por la baja de precios del petróleo– y la inversión extranjera dejó atrás el boom de los últimos diez años.
Aparte del descenso en las exportaciones, la incertidumbre jurídica en áreas como la minería y la incertidumbre política que despierta entre algunos inversionistas extranjeros el proceso de paz han incidido en el freno del flujo de fondos del exterior. (Ojo: la venta de Pacific Rubiales a compañías de Canadá y México no se da por la situación de la petrolera en Colombia, que no es la mejor, sino por la perspectiva positiva de Pacific en zonas como la costa atlántica mexicana y Brasil).


El dólar ha vuelto a bajar, pues el país está inundado de billetes verdes. Parte de la explicación es el narcotráfico, gran fuente de divisas de la economía criolla. Los cultivos de coca crecieron una barbaridad el año pasado: 39 por ciento, según el Gobierno de los Estados Unidos. Si crecieron los cultivos es porque hubo quien comprara esa hoja para convertirla en cocaína y porque hubo canales seguros para exportarla y recibir millones de dólares a cambio.

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Tanto las Farc como las bandas criminales andan popochas. Tras el paro agrario del 2013, las fumigaciones cesaron en un enclave fundamental, el Catatumbo, donde mandan las Farc y los cultivos se dispararon. De ahí la coca sale al mundo vía Venezuela, pues allí los controles son nulos: varios jerarcas del chavismo están a cargo del negocio. También se ha reducido la lucha en el suroccidente del país, de donde las Farc exportan a los carteles mexicanos por el mar Pacífico.
Entiendo que muchos piensen que eso del narcotráfico no es nuestro lío, sino el de los países consumidores. Pero es que con la ola legalizadora del consumo (que no de toda la cadena), la demanda mundial está en alza. La única legalización que sirve es la absoluta, que incluye todas las etapas, desde el cultivo hasta las narices del adicto: solamente esa acaba con las mafias. La legalización a medias, la que solo cobija el consumo, es lo peor para Colombia: los países ricos dejan de hacer su parte y aquí las mafias se fortalecen.
Por eso el narco anda de fiesta. Con este nuevo boom, las bandas criminales serán más poderosas y los frentes de las Farc dedicados a este negocio, mucho más renuentes al avance de la mesa de La Habana. El Gobierno se equivoca al ceder en esta lucha: si bien se trata de una guerra con muchos interrogantes, dejar de librarla enriquece a las mafias y puede, a la larga, devolver a Colombia a los tiempos de terror de Pablo Escobar. Mirar para otro lado, como hizo el país en los años 80, es la antesala de una nueva pesadilla.

Secuestrado. A los 83 años, el gran escritor, pensador y periodista venezolano Teodoro Petkoff, una de las mentes más brillantes de la región, está secuestrado por la dictadura de Nicolás Maduro, que no solo le ahogó su periódico, Tal Cual, hasta obligarlo a suspender su edición impresa, sino que le impidió viajar a Madrid esta semana a recibir el premio Ortega y Gasset. Petkoff es amigo de Colombia desde hace décadas, pero el Gobierno de Colombia no dice ni mu.


Acuerdo de paz con las Farc no acabará el narcotráfico': Minjusticia


Fotografía
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En un foro en Washington, el ministro de Justicia, Yesid Reyes, afirmó que el acuerdo de paz con las Farc no acabará con el narcotráfico, pues nuevos grupos tomarán el lugar que dejaría la guerrilla una vez se retire de esta cadena.

Según Reyes, Colombia se debe anticipar a esa realidad y comenzar a generar programas de desarrollo alternativo en las zonas que dejará de controlar esta agrupación armada.
Reyes, de gira por la capital estadounidense, participa en un foro organizado por el Diálogo Interamericano.
Durante el evento, el ministro también afirmó que la erradicación de cultivos ilícitos ofrece resultados solo pasajeros y por lo tanto ineficientes.
Al referirse al proceso de paz, Reyes sostuvo que Colombia es muy consciente de que cualquier acuerdo al que se llegue con las Farc deberá respetar los parámetros impuestos por la justicia internacional.

Así mismo, el ministro dijo respaldar el concepto tras la propuesta del expresidente César Gaviria que sugiere incluir en el proceso a todos los actores que de alguna manera han tenido un rol en el conflicto, entre ellos militares, políticos, empresarios, etc.

http://www.eltiempo.com/politica/gobierno/minnistro-de-justicia-en-estados-unidos-paz-y-narcotrafico/15697915

jueves, 4 de junio de 2015

Las normas de la erradicación manual

Las erradicaciones manuales tienen un presupuesto de $45 mil millones para 2015. /Archivo
La Unidad de Consolidación Territorial reglamentó, mediante la publicación de un manual, las responsabilidades y procedimientos que deberán cumplir los erradicadores manuales en tiempos en que la política contra los cultivos de uso ilícito está en entredicho. Disposiciones de seguridad para evitar que aumenten las cifras de muertes violentas durante las operaciones de erradicación, la conformación de los grupos encargados y la focalización de los territorios a intervenir, entre otras disposiciones, hacen parte de la resolución emitida el pasado 29 de abril.
Es un momento crucial para el futuro de la guerra contra las drogas. Un informe del gobierno de Estados Unidos sostiene que en 2014 hubo un incremento del 28% en las hectáreas de coca sembradas en Colombia (pasando de 80.500 a 112.000), y la posibilidad de que, tras una alerta emitida por el Ministerio de Salud sobre los riesgos cancerígenos del glifosato, se suspendan las fumigaciones aéreas con ese herbicida apunta a un revolcón en la estrategia antinarcóticos del Estado colombiano.
Durante la última década han muerto 145 miembros de la Fuerza Pública y 52 erradicadores civiles en operaciones de erradicación. Esa fue una de las principales razones que esgrimió el procurador general Alejandro Ordóñez para oponerse a la eventual suspensión de las fumigaciones con glifosato, pero también es uno de los impactos negativos de la erradicación que quiere mitigar este manual que, expresamente, fue consensuado por el Ministerio de Defensa y la Unidad de Consolidación Territorial.
La primera de las medidas de seguridad consignadas en el manual, la cual ya estaba en operación, es la capacitación para erradicadores y el personal de las fuerzas acompañante en la prevención de siniestros debidos a minas antipersonas, artefactos explosivos improvisados y municiones sin explotar. Adicionalmente, las Fuerzas Militares y la Policía deberán construir zanjas y parabalas alrededor de los territorios a erradicar, como medida de seguridad pasiva y elaborar, previamente a la erradicación, un diagnóstico de grupos armados ilegales, expresiones delincuenciales y presencia de artefactos explosivos en las inmediaciones de los cultivos.

Luego, el manual advierte que, toda vez que las erradicaciones no son consensuadas con las comunidades y se dan como parte de la estrategia de consolidación territorial, deben desarrollarse protocolos de seguridad para la movilización de los grupos móviles de erradicación y tres anillos de seguridad. El personal civil no podrá ingresar a la zona de erradicación antes de que la Fuerza Pública haya garantizado las condiciones de seguridad favorables de manera explícita.

Antes de ingresar al terreno, la Unidad de Consolidación Territorial deberá hacer el ejercicio de focalización de los predios a intervenir, el cual se sustentará en información provista por el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos, de Naciones Unidas, junto con información de las fuerzas y “de gobiernos amigos”, entre otros. Sólo entonces los grupos móviles de erradicación entrarán a operar.

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Glifosato
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Una de las ideas centrales de la resolución, según fuentes de este diario, es lograr una suerte de “profesionalización” de los operarios, y con tal fin estableció unos rangos y requisitos para hacer parte de estos grupos.

Estarán conformados por el coordinador del grupo, que estará al tanto de la información de consolidación territorial; un profesional especializado, que se encargará de la planeación operativa; un profesional especializado, que deberá hacer el monitoreo y seguimiento de las acciones de cada grupo móvil; otro que se encargue de la implementación de la estrategia en terreno, y un grupo de apoyos zonales que verificará las calidades y el cumplimiento por parte de los erradicadores.
Por último, el Programa contra Cultivos Ilícitos de la Unidad de Consolidación Territorial deberá suscribir un contrato con un organismo neutral en el marco del conflicto, que deberá validar la información suministrada por los apoyos zonales. De esta manera la información concreta sobre las zonas intervenidas y la cantidad de cultivos afectados no será suministrada a la opinión y tendrá un filtro aparte del establecido por el Gobierno.


Así las cosas, estos grupos móviles de erradicación, creados en 2005 y que a partir de 2011 hacen parte de la estrategia de consolidación, tendrán un marco normativo que, más allá de formalizar y brindar garantías de seguridad a su ejercicio antinarcóticos, busca convertirlos en la principal arma del Estado para combatir los cultivos ilegales. No sólo porque es probable que las fumigaciones aéreas sean suspendidas, sino por la necesidad de dar pasos ciertos para cumplir el compromiso que asumió el Gobierno en La Habana para el posconflicto: erradicar manualmente antes que por fumigaciones. Aunque, claro está, el siguiente paso será hacerlo de manera consensuada con las comunidades que han visto en la coca y otros cultivos ilegales una forma de subsistencia.

www.elespectador.com/noticias/politica/normas-de-erradicacion-manual-articulo-558845